ése era uno de los varios lemas elegidos por Las Cerverias “La Tropical y Tívoli”, la compañía que creó unas de las más conocidas marcas de cerveza cubana.
La Historia de Los Jardines empieza con la adquisición de la Tropical por Cosme Blanco Herrera en el 1897.
En 1888 la familia Herrera fundó la “Nueva Fábrica de Hielo”, desplazando de su monopolio a la ya existente “La Habanera de Hielo” su monopolio de la producción de hielo. El gran éxito financiero luego permitió la adquisición de “La Tropical”.
La Tropical posee una ubicación estratégica, situada a orillas del Rio Almendares, por lo cual utilizaba energía hidráulica para echar a andar sus maquinarias. Dicha tecnología fue imitada posteriormente por la Cervecería Internacional y Cuba Cerveza.
La calidad de la cerveza producida adquirió rápidamente a una fama internacional, debido en parte a la participación deconsagrados maestros cerveceros alemanes y franceses, residentes en la Fábrica.
En 1909, La Tropical absorbió a una de las más grandes fábricas cerveceras norteamericanas: la Havana Brewery, la cuál era propietaria de la Fábrica de Cerveza y Hielo Tívoli. Nace así la cervecería La Tropical y Tívoli que llegó a emplear en 1953 a más de 820 personas, y se mantuvo activa hasta el año 2004.
Los Jardines nacieron principalmente como fruto de la estrategia comercial, fueron creados en 1904 junto a la Fábrica de Puentes Grandes y acogieron eventos privados y públicos para favorecer la promoción de las cervezas. Se dice que por cada entrada comprada para los Jardines seincluía, a modo de bienvenida, una “Media Tropical” para los hombres y una flor para las mujeres.
Ante el éxito de los Jardines, la Cervecería Internacional y La Casa Bacardí respondieron con su propia estrategia de “Social marketing”, estableciendo respectivamente Los Jardines de La Polar en La Habana y Los Jardines de la Casa Bacardí en Santiago de Cuba.
Los Jardines fueron diseñados por el maestro de obras Ramón Magriña, quien también tiene la autoría de la decoración de la laguna ubicada en la finca del presidente de La República, José Miguel Gómez (1909-1913). Actualmente este lugar es conocido como “El Club 1830”.
Los Jardines poseen en su estructura tres salones: “Ensueño”, “El Mamoncillo” y “La Cúpula”, los cuales están sostenidos y ornamentados por imponentes columnas que imitan la forma y la textura de troncos de árboles en una de las primeras y máximas manifestaciones de la utilización del cemento, producido por la primera fábrica de cemento en Cuba e Iberoamérica. Uno de los principales salones de baile fue construido alrededor de un árbol de mamoncillo. Barandas, cenadores, barras de cerveza, bancos y salones reproducen a su vez formas y texturas imitando la naturaleza del paisaje.
Ante un panorama donde las iniciativas públicas no lograron desarrollar proyectos urbanísticos y arquitectónicos como parques, jardines públicos o centros para el disfrute en exteriores, Los Jardines constituyeron una iniciativa privada que proporcionaba a la ciudad un espacio exterior de disfrute público, único dentro de la Capital. Además, fueron los primeros en Cuba en recrear el estilo modernista – tanto para la arquitectura como para el paisajismo - inspirado por los jardines orgánicos españoles, en completa armonía con la naturaleza local.
Arriba de los Jardines se alza El Castillo, construido en el año 1911, diseñado por Jaime Crunyas quien también diseñó la Iglesia de San Francisco, la Iglesia del Sagrado corazón de Jesús y la Ermita de Montserrat.
Realizado en estilo Neo-Árabe, con sus hermosos mosaicos, sus nichos de madera labrada y sus arcos de herradura que reflejen estilo Nazarí, El Castillo tuvo sus fuentes de inspiración en las más grandes obras arquitectónicas del último periodo de dominación musulmana en la península española (1230-1492): el Gran Alhambra. Además, en sus techos lucen hermosas flores de granito blanco y amarillo que recuerdan los diseños de la Mezquita de Córdoba.
Una vez inaugurado, el edificio del Castillo, funcionó en combinación con Los Jardines como lugar que recibió a personas de diferentes clases sociales, en oposición a un panorama donde los vínculos sociales en muchos casos eran limitados solamente a las personas asociadas a los clubs de la época.
De hecho, los Jardines fueron definidos como “uno delos principales atractivos que ofrecía La Habana y donde se celebraban fiestas y giras dominicales con un promedio de concurrencia de más de mil personas”.
En su primera etapa, Los Jardines ofrecían una musica más enfocada en las raíces folklóricas españolas como los pasodobles, charlestón, fox-trot etc. Posteriormente fueron inundados por los danzones de Antonio María Romeu, Arcaño y sus Maravillas, Belisario López y por orquestas, como la de Fajardo y sus Estrellas, La Orquesta Aragón y La Sonora Matancera. La mayoría de los músicos y agrupaciones mencionadas anteriormente poseían una extraordinaria relevancia social dentro del ambito musical y bailable de la época, lo cual muestra la vertiente cultural que se desarrolló en este espacio.
Los Jardines de La Tropical fueron nacionalizados, el 13 de octubre de 1960, en virtud de la Ley no 890, como parte de las propiedades de la Nueva Fábrica de Hielo. Bajo la nueva dirección, el Salón Stadium Tropical, fue clausurado y Los Jardines se mantuvieron efectuando actividades hasta el año 1968, cuando fueron cerrados junto a otros establecimientos del país que se dedicaban al consumo de bebidas alcohólicas.
Apartir de este momento, Los Jardines sufrieron varias modificaciones estructurales y funcionales, con el objetivo de borrar la memoria de un espacio visto como insignia de una clase social opuesta a los intereses revolucionarios, a pesar de su estrategia inclusiva. Estas modificaciones incluyeron: la retirada y posterior fundición de las esculturas monumentales de Ramón Manuel Herrera Gutiérrez, Cosme Blanco Herrera y Francisco Gelats y Durall.
La falta de mantenimiento causó la pérdida de un buen número de elementos construidos entre los que se cuentan asientos y cenadores de ferrocemento, las cúpulas del Salón Ensueño, el reloj de madera que marcaba la hora de cierre de los jardines y su hermosa fuente de base hexagonal.
Ápice de la degradación del Castillo fue la construcción de un restaurante de comida criolla, inaugurado, sin responder a lógica alguna, bajo el nombre de Madrid, el cual funcionó hasta el año 2000. Esta construcción causó la eliminación del mobiliario del Castillo, las luminarias originales, y se transformó arquitectónicamente el interior del inmueble para habilitar en su piso superior una cocina industrial y baños. Muchas de las losas de impecable manufactura provenientes de España fueron reemplazadas por losas “hechas en China”.
A lo largo de su historia, Los Jardines de la Tropical — y su mágico Castillo — han demostrado su importancia como instalación cultural, recreativa y comercial imprescindible, en medio de La Habana. Además, tuvo el gran mérito de introducir en Cuba las corrientes paisajistas y modernistas europeas, fomentando el uso del cemento en el desarrollo de la arquitectura moderna.
En los últimos años, el Castillo abrió sus puertas a cubanos y extranjeros que se unen en las fiestas HAPE para bailar a los ritmosde música electrónica y en vivo de artistas cubanos y de DJ internacionales. También fue el escenario de talleres organizados con la ONG italiana CISP, donde DJs enseñaron los fundamentos de la música electrónica a los jóvenes del barrio.
Este texto se basa enteramente en el excelente trabajo de investigación de Yaneli Leal del Ojo de la Cruz, publicado en su libro Los Jardines de La Tropical. Gracias a Paola Larghi y a sus colegas por sus trabajo en apoyo de este lugar mágico. Escrito por G.S.H., G.D., R.B.